Frases de Stefan Zweig: "Carta de una desconocida"

 De la novela: "Carta de una desconocida"


"Ahora sólo te tengo a ti en el mundo, sólo a ti, que no sabes nada de mí, que juegas o coqueteas con personas y cosas, sin sospechar nada. Sólo a ti, que nunca me has conocido pero al que siempre he querido.".
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"¿A quién podría hablarle, en esta terrible hora, sino a ti, que fuiste y eres todo para mí?"
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"Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste".
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"Espero que no te canses durante este cuarto de hora en que vas a oír hablar de mí, igual que yo no me he cansado de ti a lo largo de mi vida".
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"Pero llegaste tú, con el mismo aspecto que tienes ahora, un hombre que no cambia, para el que los años no pasan".
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"Vi que eras dos personas en una: un joven ardiente, impulsivo y aventurero, y, al mismo tiempo, en tu arte, un hombre enormemente serio, responsable y cultivado".
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"Desde aquel momento te quise. Sé que muchas mujeres te lo han dicho a menudo, a ti, tan mal acostumbrado, pero créeme, ninguna te ha querido tan devotamente como yo, ninguna te ha sido tan fiel ni se ha olvidado tanto de sí misma como lo he hecho yo por ti".
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"Me entregué ciegamente a mi destino como quien se lanza a un abismo".
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"Para mí eras… ¿cómo explicártelo?, cualquier comparación sería pobre. Para mí lo eras todo, toda mi vida. Todo existía sólo si tenía relación contigo, toda mi vida sólo tenía sentido si se vinculaba a ti. Transformaste toda mi existencia".
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"Y con todo, yo no hacía otra cosa en todo el día que esperarte y espiarte. Nuestra puerta tenía una pequeña mirilla de latón, por cuyo agujero redondo se podía ver la puerta de tu casa. Esta mirilla —no, no te rías, querido; aún hoy, aún hoy no me avergüenzo de aquellas horas— era el ojo por el que yo veía el mundo".
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"Besaba el picaporte de la puerta que había tocado tu mano, robaba las colillas de los cigarrillos que habías tirado antes de entrar; para mí eran sagradas porque habían tocado tus labios".
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"Podría hablar durante horas y días de lo que para ti desapareció hace mucho tiempo, reconstruir el calendario de tu vida, pero no quiero aburrirte, no quiero atormentarte".
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"Mi primer pensamiento fuiste tú, el secreto que me unía al mundo".
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"Sólo podía pensar en ti: sólo quería verte, verte aún otra vez y pegarme a ti. Toda la noche, toda esa larga y espantosa noche, querido, estuve esperándote".
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"Pero esperé, esperé y te esperé como si estuviese esperando mi destino".
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"Sé que después tendré que volver a estar sola, y no hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente".
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"No quería ser feliz ni estar contenta lejos de ti".
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"Porque pensar en el amor o simplemente en un flirteo con otra persona que no fueras tú se me hacía tan incomprensible, tan inimaginable, que sólo la tentación me hubiera parecido un delito".
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"Me preguntaste si quería que fuésemos a cenar juntos y acepté. ¿Me habría atrevido yo a negarte algo?".
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"¿Te acuerdas dónde fue? No, seguramente no distingues esa velada de otras tantas parecidas, porque, ¿quién era yo para ti? Una entre cien, una aventura más de una cadena interminable".
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"No, nunca me he arrepentido, amor mío, de aquella noche. Aún recuerdo cómo dormías, cómo sentía tu respiración, tu cuerpo, y como lloré de felicidad en la penumbra".
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"—¿No quieres llevarte un par de flores? Asentí y cogiste cuatro rosas blancas del jarrón de cristal azul de tu escritorio (¡ah!, lo conocía desde aquel rápido vistazo, años atrás) y me las diste. Muchos días después aún las besaba".
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"No te culpo, te quiero tal como eres, ardiente y distraído, olvidadizo, entregado e infiel, te quiero así, sólo así, como siempre has sido y como aún eres".
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"Mi hijo murió ayer —también era el tuyo—. También era tu hijo, querido, el hijo de una de aquellas tres noches, te lo juro; no se miente a la sombra de la muerte".
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"Nunca lo hubieras creído, de una sin nombre con la que habías tenido una aventura fugaz, que te era fiel, a ti, el infiel…"
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"Quería ser la única de tus mujeres en quien siempre pensases con amor, con agradecimiento. Pero tú nunca has pensado en mí, me has olvidado".
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"Ves, querido, por eso fui tan feliz cuando supe que iba a tener un hijo tuyo, por eso no te lo dije: porque ya no podías escaparte de mí nunca más".
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"Ni siquiera en el momento en que el dolor me atravesaba el alma, te acusé de nada ante Dios; no he lamentado nunca aquellas tres noches, no he maldecido nunca el amor que sentí por ti, siempre te he querido, siempre he alabado la hora en que te conocí. ¡Y si tuviera que volver a pasar por aquel infierno sabiendo de antemano lo que me espera, lo volvería a hacer, querido, una y mil veces más!".
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"Sólo hice una cosa: por tu cumpleaños siempre te hacía llegar un ramo de rosas blancas, exactamente iguales a las que me regalaste después de nuestra primera noche de amor".
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"Podía pasarse horas jugando entusiasmado, así como tú juegas con la vida, y después sabía sentarse, muy serio, con las cejas levantadas, delante de los libros".
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"Todos me han estado agradecidos, me han dado afecto, todos me han querido… ¡Tú no, tú eres el único que no me ha querido!"
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"Era imposible que no te dieras cuenta de que tu mirada me perturbaba".
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"Y creo que si me llamaras cuando ya estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente como para levantarme e ir hacia ti".
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"¿Por qué no tendría que estar contenta de morirme si para ti ya estoy muerta? ¿Por qué no habría de irme si tú ya te has ido?".
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"Quizá, quizá me llamarás luego y entonces te seré infiel por primera vez; entonces, cuando esté muerta, ya no te podré oír".
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"Yo ya no creo en Dios ni quiero ninguna misa, sólo creo en ti, sólo te quiero a ti y sólo quiero continuar viviendo dentro de ti…".
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"Te quiero… te quiero… adiós".
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"Pensó en aquella mujer invisible, etérea y apasionada como el recuerdo de una lejana melodía".



*Selección hecha por el autor del post, después de la lectura a la obra.

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